miércoles, 7 de diciembre de 2011

Capítulo 1: El cobertizo.

Hubo un tiempo, hace mucho, claro, en el que yo podía sonreír sin que nadie me mirase raro ni se extrañase. Había momentos, momentos de mi infancia en los que yo era realmente feliz. No cabía duda del brillo de mis ojos, de la esperanza que se leía en mi rostro y delataba mi inocencia. Mentira, mentira por supuesto. Pero era una niña tonta de once años. Ya a mis dieciséis recién cumplidos no puedo permitirme bobadas infantiles. Porque soy la única que puede parar todo esto. Mi nombre es Laia, y soy una desgraciada. Me crié en un pequeño pueblo en las costas de la nevada Alaska, por eso estoy tan acostumbrada a la nieve y al frío que no hay nada que me caracterice más que mi tez pálida y mi pelo rubio, largo y ondulado. Mis amigas dicen que soy muy atractiva, pero yo no las creo. Pienso que un pelo bonito y unos ojos azules no son rasgos de belleza. Pienso pues, que la belleza no existe, que es una leyenda urbana o algo así. Porque ¿Quién es perfecto en este mundo? Somos gente, que nace, vive locamente y paga el precio de la vida, morir. Fin de la discusión. 

 Tampoco soy creyente de la idea del amor, quizá sólo sea porque aún no lo he sentido. Pero en realidad pienso que no existe, además no me gusta. Besar, quererse, mimarse, besos de esquimal... ¡Puaj! ¡Me parece repulsivo! Y tanto, el año pasado, Mark, el bobo de la clase que se caracteriza por una fea cicatriz en un pómulo (al parecer, cuando era pequeño se cortó con un cuchillo la mejilla para llamar la atención de sus padres) me dijo que le gustaba. Yo le dí una patada en las costillas a modo de respuesta. Quizá fui demasiado dura, pero me ponía de los nervios, estaba todo el día pegado a mí como una asquerosa babosa. 

 Otro rasgo típico de mí es que odio todo lo que tenga que ver con nuestro internado. El internado Grey Lion tan horrible como una vida en la cárcel. Corrijo: estar allí ES una vida en la cárcel, o al menos hasta que cumplas los dieciocho y te largues. Cosa que todos desean hacer. Llevo aquí toda mi vida, mi padre está de verdad en la cárcel por asesinato. Se cargó al parecer a un peatón mientras él conducía borracho. Yo iba en el coche. Pero no me acuerdo de ello, era un simple bebé huérfano de madre, que murió al darme a luz. La pérdida fue desastrosa para mi padre, que no puedo evitar entrar al mundo de las drogas y el alcohol. Ni siquiera sé como puedo estar aún viva, habiendo estado mis dos primeros años de vida con él. 


 Así que aquí estoy yo, en el internado más feo del mundo. Dicen que cada vez que haces algo malo te castigan pasando la noche en un feo cobertizo al exterior, sin nada que te resguarde del frío nocturno. Yo no sé si creerlo, pues nunca me he pasado de la raya, claro que tengo ganas de desatarme y liarla, pero no me voy a arriesgar. Por eso en lugar de llorar, sonreía y era feliz. Pero lo hacía bajo una máscara, claro. Mi mascara de niña ñoña.

 Antes he mencionado a mis amigas, mis amigas son bastante importantes para mí, mucho, las quiero un montón. Pero la verdadera persona importante en mi vida es sólo una. Mi amigo Josh. Josh es... peculiar. Alto, pelo cobrizo, ojos de un verde esmeralda intenso... Atractivo. Lo sé por cómo suspiran todas las chicas cuando pasa por delante de ella. Se ve. Yo también pienso que es guapísimo y no cabe duda que puede conquistar a cualquier chica que se le empeñe. Pero por el momento dice que nada de novias. Que está feliz siendo mi amigo.  Claro que no puedo evitar darle un doble sentido a eso. La primera razón es por qué teniendo en cuenta lo unidos que estamos no creo que tenga en cuenta a las demás. Lo segundo, me siento celosa; no esa clase de celos, es por qué hay chicas increíbles en el internado Grey Lion y yo no soy despampanante que digamos, además no se suele encontrar un amigo como Josh facilmente.

 Sin embargo, por muy tranquila y ``buena´´ que yo sea, hoy no he podido aguantarlo más. Chillarle al profesor de historia... despotricar contra la organización y el régimen del internado... decir que es una... (seguido de la dulce palabra que no se escuchaba desde hacía tiempo en las paredes del feo edificio de piedra)... Simplemente he perdido el control de mi temperamento. Simplemente. Y claro, me he ganado mi primer castigo extremo. Toda condena tiene su tiempo, en mi caso, dos noches en el cobertizo. En mi opinión se han pasado y han abusado de su autoridad, pues como mucho me hubiese ganado un par de horas en plena madrugada a la helada luna. Pero ningún profesor, ni el director, ni siquiera el conserje, olvidarán lo que he dicho hoy sobre su arrogancia. En ese caso, la que se ha pasado he sido yo. Diciendo verdades, claro. Pero verdades peligrosas en boca de una chica de dieciséis años. 

 Cuando se lo he dicho a Josh en el comedor él me ha sonreído juguetón y me ha contestado:

 -Chica mala...

 -No sé que quieres decirme Josh -le he contestado- tu ya has estado tres veces allí. ¿Es muy duro?

 Josh, no tan bueno como parece, ya ha probado el cobertizo. La primera vez que lo hizo fue con tan sólo doce años de edad. Era un crío protestón de doce años que se la cargó por pelearse con otro niño. La segunda no la recuerdo bien, Josh nunca me habla de ello, pero se rumorea que cuando tenía quince, una profesora le pilló liándose con una chica, yo no sé que pensar.


Y la tercera... Ocurrió hace apenas dos semanas.

 Era sábado, sin clases, pero todos encerrados en sus habitaciones. Parecía un sábado normal pero no lo era precisamente. Era el cumpleaños de Josh, cumplía diecisiete. Y ese día... digamos que dejo volar su imaginación. Subió al desván acompañado por un montón de alumnos más, entre ellos yo. ÉL quería hacer una especie de fiesta. ¡Robo comida del comedor y todo! He de admitir que estaba resultando muy divertida, hasta que el ruido alertó a los adultos, cuando le pillaron, lo castigaron una semana entera. Ayer terminó su condena. Aunque salió destruido del cobertizo, fue pero que las anteriores veces, no sólo porque era una semana entera de sufrimiento, sino porque a pleno invierno es muchísimo peor.

 -¿Quieres que me provoque un castigo para estar contigo? - la pregunta me coje desprevenida, pues estaba absorta en mis pensamientos.

 -No, Josh. No lo hagas - leo sus ojos sabiendo que es muy capaz. Y veo que vuelve a sonreír maliciosamente. Conozco esa mirada.- ¡Oh, por favor! Josh, prometeme que no lo harás. ¿Me lo prometes?


 El chico hace una mueca antes de contestar.

 -Está bien Laia, pero ten en cuenta que se te caerán los dedos si no tienes con quién abrigarte... 

 -Con mi chaqueta- esbozo una ancha sonrisa.


 La tarde pasa demasiado deprisa. Tanto, que no me había dado tiempo a pensar como iba a sobrevir aquella noche. Me esperaba lo peor. Una noche de tortura. Aunque le resté importancia al pensar que Josh, había podido con ello. Así que yo también podría. El conserje, un hombre viejo de sesenta y muchos años llama a mi puerta cuando el reloj dan las nueve. Es la hora, así que recojo lo que me da tiempo: mi chaqueta de forro polar y dos viejas mantas para arroparme. ÉL pone mala cara, porque técnicamente no me puedo llevar gran cosa. Pero él es el menos inhumano de toda la institución del internado, así que no objeta nada. Sólo me mete en el cuarto y cierra la puerta con llave.

 El lugar es feo, estrecho y huele a moho. Asquerosamente insoportable. En una esquina hay productos de limpieza. Aunque parece que hace siglos que no se usa. También hay dos sofás pobretones de un feo color verde apagado sin cojines ni nada cómodo. No hay luz, aunque descubro un viejo candelabro lleno de polvo y lo enciendo. Me sorprende ver que tengo compañía. En uno de los dos sofás hay un chico tumbado.

 -Hola. -me saluda el joven de ojos azules.

 -Hola.


- ¿Y tú que has echo?

 - Sólo... insultar. Despotricar contra el internado.

 -Buena chica - dice sonriendo pícaro.

 Y yo, por primera vez en años, sonrío de nuevo. 

5 comentarios:

Belinda dijo...

*______________* ME ENCANTA! o sigues ya o cojo algo eh..! :DD vamos que mola un montón :3 te sigo!

Miss Marshmallow dijo...

dios *-* me encanta *-* sin palabras para describirlo *-*-*-*-*
te sigo... Y NADIE ME LO VA A IMPEDIR BUAHAHAHAHAHH (?)

Liar♡ dijo...

Jajajaja, gracias chicas, me alegra mucho que os guste. No negaré que me inspiré un poco en Los juegos del hambre, por lo estricto que es el capitolio y eso... pero sinceramente no sé qué me pasó para escribir todo eso jaja. Gracias por seguirme y comentar ^^

silvia dijo...

es genial me encanta estoy totalmente enganchada <3<3 (L)

Andrea Little Unicorn :) dijo...

He encontrado tiempo y acabo de leerlo. ME-EN-CAN-TA<3! Ahora leo el 2 muahahahaha!
Sigue así ;)